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Artritis Reumatoidea (AR)

La AR es una enfermedad multisistemica de tipo inflamatorio, el origen de dicha enfermedad se desconoce, esta enfermedad compromete preferentemente las articulaciones, específicamente la membrana sinovial.

La AR tiene distintos patrones de comportamiento clínico, que permite entender las diferentes evoluciones en una misma enfermedad, por lo tanto, un planteamiento terapéutico acorde a ellos.

Hasta el día de hoy, la AR no tiene cura ni forma de prevenirla, por tal razón se busca en lo posible, un tratamiento que cese la inflamación, parando o disminuyendo el daño de órganos intentando así lograr una mejor calidad de vida para los afectados.

Por el tipo de compromiso y por la incapacidad que puede generar la AR, diferentes esferas de la vida cotidiana de quien la padece se ven afectadas: personal (físico-psicológico), familiar, laboral, social. Por lo que la atención de dichos pacientes, necesita de atención interdisciplinaria, que asistan al individuo en los distintos órdenes de afección. Una vez evaluados los enfermos se determinan sus necesidades y se les brinda una atención acorde con ellas.

Los grupos interdisciplinarios de Artritis Reumatoide (AR) deben estar conformados por: reumatólogo, fisiatra, ortopedista, psicólogo, enfermera, trabajadora social, fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, nutricionista.

Dentro del abordaje que se le debe de dar a pacientes que padecen AR, se debe considerar:

  • Compromiso articular y funcionalidad
  • Estructura, deformidades, función de mano, muñeca, codo, hombro.
  • Estructura, deformidades, función de pie, tobillo, rodilla, cadera.
  • Estructura de columna cervical.

La evaluación funcional está a cargo del médico FISIATRA, quien se apoyará de escalas de valoración de funcionalidad, las cuales brindaran una mayor objetividad en la evaluación, permitiendo establecer objetivos a corto, mediano, largo plazo, tales objetivos de carácter realistas y acorde a la
situación real funcional del paciente, esto para no generar falsas expectativas.

El tratamiento rehabilitador debe iniciarse en las fases precoces de la enfermedad, en conjunto con el tratamiento farmacológico. Es importante recalcar que los dos primeros años son definitivos en el control de la enfermedad.

Dentro de los objetivos a cubrir podemos mencionar: control de enfermedad, disminuir daño articular, mantener función, mejorar calidad de vida.

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Dra. Sara María Alfaro

Médico especialista en Rehablitación física y manejo del dolor, medicina de bioregulación y ozonoterapia.

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